viernes, 24 de septiembre de 2010

Marruecos

Fue hace más de un mes, pero me niego a que ese instante quede en el olvido.

Desierto de Zagora. Anochecía mientras los camellos llegaban a las tiendas. Un té ardiendo antes de la cena. Nos falta agua. Yo voy.

Anochece en Zagora. Foto desde el camello.

Salir. La completa oscuridad. Que me tengan que indicar "anda recto en esa dirección y te tropezarás con tu tienda". Y mirar hacia arriba.

Brisa. Oscuridad. Estrellas... La de veces que me habré quejado de la contaminación lumínica, y las que me habré enorgullecido de estar en un lugar en el que hubiera poca. Me equivocaba. Miré al cielo y me quedé ahí, clavada, pensando "tengo que ir a por agua", dándome cuenta de que realmente nunca lo había visto de verdad.

Después de cenar, volvimos fuera, y a ritmo de timbales nos tumbamos en la arena a descubrir estrellas. Al final, salió la luna casi llena y nos jodió el percal. Y que tenga que ser la luna la que apague las estrellas en vez de las farolas.

No somos conscientes de la imagen que nos perdemos cada noche, de verdad. Yo solo podía sentir que me embargaba la felicidad.

4 comentarios:

  1. Qué envidia, jodida...


    (y escribe más!)

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  2. La foto es preciosa... :_ Y lo que describes ahí, puedo imaginarme que muchísimo más.

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  3. =P

    Se convirtió en un mal dia al llegar a casa por la tarde-noche, del resto la verdad es que no puedo quejarme xDD

    Que monica es :D

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