lunes, 21 de diciembre de 2009

Dulce Navidad

Celebraremos la nochevieja dos veces. La primera, el 18 de diciembre, en vez de uvas chupitos, y si vemos que el año empieza mal, ¡qué más da! El 31 terminará. En caso de que a la primera vaya la vencida y el "año" empiece con buen pie, el 31 simplemente será para celebrar lo feliz que va a ser todo y para no perder la tradición de atragantarnos con las uvas.

De momento va bien encaminado. No creo que tenga que leer el nacimiento de Jesús, habrá alguien que me sacará de casa de mi abuela y... En fin, las niñas tendrán polly pocket.

Bendito año del rebo, espero no tener que cambiarlo por el del requeteboh dentro de una semana.

En fin, me desaparece la conexión, anem-nos-en a disfrutar del capitalisme consumista y familiar para que lo único que nos quede pedir (para variar) sea:

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ella fingía e impostaba, porque se daba cuenta de que así podía encontrar más gente a su alrededor. La llamaban para dejarla sentada escuchando y que ella les animara, y de vez en cuando escuchaba un y tú qué tal que no se atrevía a contestar. Se había dado cuenta de que los que ella consideraba amigos se dividían entre la gente que llamaba para llorarle y la que llamaba para poder reír. Hacía ya bastante tiempo, creía tener claro que un amigo debería estar en los buenos y en los malos momentos. Aquellos que algún día lo estuvieron, que se podían contar con los dedos de una mano, estaban lejos.

A ella no le apetecía reír. No, ese día no. No le apetecía que alguien le contase sus problemas e intentar solucionarlos con frases ingeniosas. Tampoco salir a no pensar y a escuchar risas. Se sentía sola. Y, acababa de descubrir que, cuanto más tienes de una cosa, más quieres. Cada vez que se sentía así, le entraban ganas de huir, de irse a un lugar en el que la gente que te rodea contribuye a tu soledad. Quizás, así tuviese alguna justificación para la sensación que sentía.

"Quiero volar lejos de aquí
escapar dime mi bien, quien me llorará
si me dan alas y echo a volar…
Quiero dormir no quiero despertar,
quiero ser la lluvia del otro lado del cristal
quizás alguien me espere en la oscuridad..."

viernes, 11 de diciembre de 2009

Melodramatización

Como cada día desde hacía aproximadamente un mes, se asomó al escaparate esperando encontrar esa mirada juguetona de ese rostro arrugado que parecía decirle “llévame contigo y seamos felices juntos”. Ese diminuto y gordito cuerpo que graciosamente correteaba de un lado a otro en esa pequeña vitrina de cristal. Ella pegaba su nariz y su mano, a veces en compañía de otros tantos que comentaban lo adorable que era él. Ella, paciente, esperaba que él se diese cuenta de su presencia y le dirigiese aquella mirada que era capaz de alegrarle el día. En ocasiones como esta, se desviaba del camino habitual solo por pasar a contemplarlo un rato. Pero cuando se asomó y buscó en cada esquina del pequeño habitáculo, solo encontró dos yorkshires peleándose entre ellos por un trozo de goma. Esperanzada, pensó “le estarán dando el baño”, hasta que se fijó en la ausencia de ese cartel que le había impedido entrar en aquella tienda. El que indicaba una suma casi igual a la del alquiler mensual de su piso, además de una ficha en la que se detallaban raza, sexo y fecha de nacimiento.

“Se lo han llevado”. Mierda.