jueves, 28 de octubre de 2010

Pues no se está tan mal

El frío me despeja, la calefacción mantiene mi salud.
Buenas noches, mejores madrugadas y una buena cafetera para las mañanas.
Madrugo demasiado, aprovecho los días.
Viajar es fácil, y aunque aquí no haya grandes edificios, me conformo con el suelo lleno de hojas y una chica en bici con su perro en la cesta.

Paseando hacia el supermercado, Cottbus

Puede que a veces no entienda demasiado, pero creo que estoy aprendiendo a hacerme entender.
Sí, me obligo a aprender y lo haré.
Distinta mentalidad, calles limpias y vale para el supermercado si les llevas las botellas vacías.
No tengo a quién contarle mis penas, pero sí con quién compartir mis alegrías.
La balanza por el momento es positiva.

Y al fin y al cabo...

Echar de menos es algo a lo que ya me he acostumbrado.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Pánico

Pues sí, se ve que es de verdad. Que quedan escasas horas para coger un avión hacia un lugar desconocido con un idioma ininteligible para mi. Lugar en el que viviré los próximos 9 meses. Sí, me gusta complicarme la vida.

Mi habitación aún está con la maleta abierta en el centro y la mayoría de cosas desparramadas por ahí. Odio hacer maletas.

Estrés. Detesto estresarme, no estoy acostumbrada y me produce pánico.

Y aún no lo veo como algo real, supongo que porque no ha pasado.

Menos mal que la gente me manda ondas elctropositivas, incluso mi abuela, que dice que seguro que mi abuelo, quien estudió dos años en Munich mientras se carteaba con ella (porque por aquellos tiempos, "el teléfono no se estilaba"), desde "el más allá", estará orgulloso de mi.

Respira hondo. Demasiadas espectativas. No sé si para mí o para los demás.

Apuuufffff...



Todo va a salir bien.